domingo, 1 de junio de 2008



Sanguijuelas, no tendréis nada que llevaros.
Mi sangre es más que lo que observáis en la noche.
Lo oscuro que palpita.
Penúltimo velo.

No temáis, yo no me postro ante nadie.
Os arrancaré los ojos y me odiaréis,
tanto,como un necio odia a la verdad.

Para vosotros, dios o el infierno,
todo es lo mismo.
Vuestros templos os arrastrarán en cadena,
pero no comprenderéis:
que sobre vosotros cae un hechizo más grande,
que cualquier piedad creada por los hombres.

Rezad esta noche, para recordar los sueños olvidados.

Rezad mientras os desangro.
Y escribo vuestro pútrido sepelio, en el sombrero universal.

No hay comentarios: