domingo, 1 de junio de 2008




Gabriel, tus ojos aplastados contra el asfalto me miran

Gabriel cuando suplicas, pareces más bello,

Gabriel, este viaje no valía las monedas que empeñamos.


Gabriel, ahora la muerte me espera y su paciencia es eterna.

Gabriel, no cerraré los ojos hasta verte en el infierno.

Gabriel, invoco tu muerte como quien invoca un milagro

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