sábado, 26 de abril de 2008

La belleza


En nuestro jardín primero, estuve dormida 1000 años,
y mil 1000 años estuve muerta.
Y en mi agonía te veía, Altazor, pero no podía mirarte,
porque nada éramos -nada seremos- ante esa oscuridad infinita.

Cuando me desperté, tomé lo que tenía,
y descalza me postré ante tu tumba.
Pero estaba vacía.
Mis huesos y tus plumas, estaban huecos por dentro.

Ni las voces primitivas supieron pronunciar tu nombre.

Porque no era la verdad la que gritaba.
Era la belleza.

Porque no fueron mis ojos, ni mis espejos…
lo que tus ojos mostraban.

No hay comentarios: